Un producto es un objeto que se
crea mediante un cierto proceso de fabricación. Puede tratarse de algo
construido a mano o con el uso de máquinas: por lo general, el productor tiene
el objetivo de comercializar sus creaciones en el mercado.
Turístico, por su parte, es aquello
vinculado al turismo. Este concepto se refiere a la actividad que realiza una
persona cuando recorre una ciudad que no es la propia, ya sea con fines de
ocio, culturales, de negocio, etc.
Con estos antecedentes y algunas
aclaraciones, podemos definir el concepto de producto turístico. Esta noción no
se refiere a un producto en el sentido material, sino que abarca tanto a los
bienes físicos como a los servicios que caracterizan a un destino específico y
que forman parte de la experiencia que vive un turista en el lugar.
El producto turístico, por lo
tanto, tiene componentes tangibles (como ruinas arqueológicas, una montaña o un
museo), pero también intangibles (la hospitalidad de la gente, la calidad de
atención). Sus características están dadas por la interacción y la combinación
entre todos estos componentes, de características muy diversas entre sí. Puede
decirse que el producto turístico incluye a todos los elementos que posibilitan
el desarrollo de la actividad turística.
Los especialistas en turismo
afirman, en este sentido, que los viajeros siempre buscan productos turísticos
y no destinos: es decir, no se conforman con un atractivo natural o con un
único aspecto de la localidad que eligen, sino que pretenden disfrutar una
experiencia satisfactoria en todos los niveles. Las ciudades, a la hora de
plantearse cómo atraer visitantes, deben desarrollar una estrategia integral
que les permita ofrecer un producto turístico de calidad.
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